octubre 17, 2009

Gustavo Adolfo Bécquer

Ascua encendida es el tesoro,
sombra que huye la vanidad.
Todo es mentira: la gloria, el oro.
Lo que yo adoro solo es verdad:
LA LIBERTAD!!

Así los barqueros pasaban cantando
la eterna canción,
y al golpe del remo saltaba la espuma
y heríala el sol.

¿Te embarcas?-gritaban-; y yo sonriendo
le dije al pasar:
Yo ya me he embarcado; por señas que
aún tengo en la ropa,
en la playa tendida a secar.

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